Flexibilidad metabólica es un concepto que pocos conocen pero que es muy importante. Nuestro cuerpo es como un motor híbrido que puede usar dos combustibles principales glucosa o grasa. La flexibilidad metabólica es la capacidad de usar cualquiera de los dos combustibles y hacer el cambio entre glucosa y grasa con mucha facilidad.
En la época moderna el ser humano ha perdido la capacidad de usar la grasa corporal de manera eficiente por el hecho de tener tanta disponibilidad a los alimentos y por consumirlos con mucha frecuencia. Para empeorar la cosas los alimentos procesados actuales están generando desbalances hormonales que desajustan aún más nuestro metabolismo. Nuestros ancestros prehistóricos no tuvieron ni refrigeradores ni despensas, así que el número de comidas que podían hacer todos los días era limitado dependiendo de si lograban cazar y/o encontrar otros alimentos. En estas condiciones usar la grasa de reserva era algo completamente natural y necesario. Nuestra genética esta diseñada para alimentarse de las grasas corporales fácilmente, sin embargo esta capacidad del metabolismo es como un músculo, si no lo usas se atrofia. Esto ha pasado en la modernidad.
Una persona adulta promedio puede tener alrededor de 100 mil calorías en la grasa de reserva de su cuerpo. (Una persona con obesidad fácilmente llega a 200 mil calorías o más). Cómo podemos explicar que esta persona no coma en 5 o 6 horas, le dé un hambre voraz y le den otros síntomas como mal humor. La explicación es sencilla esta persona tiene una “adicción” a la glucosa y es inflexible metabólicamente.
Hay varias formas de recuperar la flexibilidad metabólica. Una de ellas son las dietas cetogénicas, otra forma es el ayuno intermitente y otra es una combinación de ambas.
El ayuno intermitente simula las condiciones que vivieron nuestros ancestros y es la forma más natural de desarrollar flexibilidad metabólica. La naturaleza “colocó” en todos nosotros un tanque de energía de reserva que debemos aprender a usar.